Sunday, October 2, 2011

La Intifada de Al-Aqsâ

La Intifada de Al-Aqsâ
Texto de la disertación del Walî Amr Al-Muslimîn, Aiatul•lah Seied ‘Alî Jameneî, ofrecida durante los actos de la Conferencia Internacional de Apoyo a la Intifadah Palestina, que tuvo lugar en Teherán, el 24 de Abril de 2001
El Mensaje de Az-Zaqalain
Año VI, N° 19, Artículo N° 2
Libros.ir
Rabî‘ Az-Zânî 1422 / Junio 2001


En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

La Alabanza sea para Dios, Quien nos agració mediante la guía del Islam, y estableció para nosotros la lucha santa, la cual conforma una de las puertas del Paraíso que Dios abrió especialmente para sus íntimos.

«Glorificado Sea Aquel que transportó a Su siervo durante la noche, desde la Mezquita Inviolable de La Meca hasta la Mezquita Lejana de Jerusalén, cuyo entorno bendijimos, para mostrarle algunos de nuestros milagros. Por cierto que Él es el Omnioyente, el Omnividente.»

Que las Bendiciones y la Paz sean sobre Su Profeta el Albriciador, el Amonestador, Muhammad, sobre su excelente y purificada familia, y sobre sus compañeros elegidos. La Paz, la Misericordia y Bendiciones de Dios sean sobre vosotros.

Señores presidentes y miembros parlamentarios de los países islámicos. Señores líderes de los grupos de muyâhidîn y combatientes en la línea del Frente de Defensa del Islam. Señores invitados y estimados presentes. Os doy la bienvenida, y ruego la misericordia y guía divina para vosotros y para mí.

La decisión de realizar tal reunión es algo bendito. Ruego a Dios que tenga un efecto positivo y constructivo para que las comunidades islámicas se alisten para apoyar el levantamiento del pueblo palestino.

Este tipo de reuniones demuestra en la práctica que Palestina es un tema islámico y vinculado al mundo del Islam, y que la ocupación de Palestina constituye una conspiración diabólica de los poderes de dominación mundial, que en el pasado los representaba Inglaterra y hoy en día Norteamérica, y cuyo propósito es debilitar y provocar discordia en el mundo islámico.

Los enemigos del Islam siempre han intentado crear impedimentos para la unidad de palabra de los musulmanes mediante la implementación de divisiones nacionalistas y sectarias, para poder dominar sobre ellos. Al comienzo de la ocupación de Palestina, sabios combatientes como el Shaij ‘Izzuddîn Qassâm, y el Hayy Amîn Al-Husaini, requirieron el auxilio de los musulmanes para salvar a Palestina, y grandes referentes religiosos como el fallecido Muhammad Husain Âal Kâshif Al-Ghitâ’, dictaminaron el yihâd o lucha sagrada contra los sionistas, pero lamentablemente en forma paulatina el tono “islámico” de la lucha se debilitó, resaltando el tenor nacionalista de la causa.

La victoria de la Revolución Islámica en Irán bajo el liderazgo del Imam Jomeini, ese hombre lúcido de la descendencia del Profeta (BP), jugó un papel fundamental en el despertar islámico en todo el mundo, especialmente en los países de la región. El triunfo de la resistencia islámica en una guerra en apariencia desigual en el sur del Líbano es otro indicio de la originalidad y legitimidad del yihâd del Islam, y conforma una confirmación de que si los musulmanes confían en la promesa de Dios y luchan por la causa de Dios, su victoria es fehaciente.

Sin lugar a dudas, la prodigiosa victoria de la Resistencia Islámica en el sur del Líbano por una parte, y por otra el fracaso vergonzoso de los “planes de paz”, conforman una gran moraleja en la región, y es lo que provocó que el pueblo musulmán palestino otra vez volviera a realizar la Intifâdah. Sólo que esta vez los intentos de efectuar “convenios de rendición” dentro de Palestina o en la región no tienen efecto sobre los palestinos pacientes, valientes y tenaces, encontrándose determinados a seguir con su lucha, si Dios lo permite, hasta el final. La primera Intifâdah fue truncada bajo la coacción de los derrotistas y los círculos norteamericanos y occidentales con la dulce promesa realizada por los sionistas y quienes los respaldan de “lograr las concesiones deseadas por los palestinos” a través de medios pacíficos. Pero tras diez años de ese suceso, demostró que todos los esfuerzos de los que respaldan al sionismo en el mundo, fueron para salvar al régimen sionista de las presiones surgidas de las luchas de los musulmanes, y que aquello que les fue prometido a los negociadores palestinos no era más que un espejismo.

Las manifestaciones de brutalidad, represión, terrorismo, ocupación y expansionismo que hoy en día se observa claramente en el accionar de los sionistas, eran completamente de esperarse desde el principio por los dotados de visión y por todos aquellos solidarios de las sociedades islámicas.

Desde la conformación del Estado de Israel, este régimen ocupacionista y traicionero siempre trasgredió los derechos categóricos de los palestinos, y algunos gobiernos occidentales, especialmente los norteamericanos, los justifican y apoyan, y asimismo la sociedad internacional, mediante la justificación de las aberraciones de este régimen, han tratado de brindarle legitimidad a su identidad y a sus violaciones.

La región de Palestina y Jerusalén a lo largo de la historia ha sido objeto de la codicia de algunos poderes occidentales. La imposición de las Guerras Cruzadas contra los musulmanes es una exponente muestra de su codicia en relación con esta región sagrada. Así, no es de extrañarse que cierto general del ejército de los occidentales, luego de la derrota de los otomanos, al ingresar en Jerusalén dijera: “¡Hoy han terminado Las Cruzadas!”.

La ocupación de esta tierra fue resultado de un plan multifacético y complejo con el fin de impedir la unión y agrupación de los musulmanes e imposibilitar el reestablecimiento de un Estado islámico poderoso. Hay indicios que señalan que los sionistas tenían estrechos contactos con los nazis alemanes, y brindar cifras tremendas de la matanza de judíos, por sí mismo, fue un medio para atraer la compasión de la opinión pública, preparar el terreno para la ocupación de Palestina y justificar las matanzas cometidas por los sionistas. Incluso se cuentan con pruebas en la mano, de que un número de viles y rufianes no-judíos de Europa del Este, bajo el nombre de judíos fueron trasladados a Palestina para que con la excusa de respaldar a las víctimas del nazismo, instalaran un Estado opositor al Islam en el corazón del mundo islámico, y de esa manera, después de 14 siglos, provocar una separación entre el Este y el Oeste del Islam.

Al comienzo los musulmanes fueron tomados por sorpresa, ya que desconocían el fondo del plan de los sionistas y sus protectores occidentales. Los otomanos fueron derrotados. El pacto de Sykes-Pico fue establecido entre los dominadores para dividirse las regiones musulmanas de Medio Oriente. La “Sociedad de las Naciones” dispuso la tutoría de Palestina para los ingleses, y éstos prometieron toda clase de ayuda a los sionistas. Así, con una serie de planes bien estudiados, los judíos fueron traídos a Palestina y los musulmanes fueron expulsados de sus casas. En esos largos enfrentamientos, durante los cuales en un bando se encontraban occidente y los sionistas y en el otro los Estados Árabes recién constituidos, los enemigos del Islam utilizaron diferentes y complejos dispositivos durante su enfrentamiento, entre los que están los medios de comunicación y las tribunas internacionales, ya que por un lado exhortaban a los musulmanes a la paciencia, a ser condescendientes, a realizar conversaciones de paz y a negociar, y por otro lado armaban a Israel. Su objetivo estratégico en este doble y desigual trato ente los países islámicos e Israel, es solamente la preservación de la superioridad militar israelí por sobre los países islámicos, y apoyar a ese régimen en los ámbitos internacionales, y mediante el empleo de los medios de comunicación bajo su control, justificar los crímenes de Israel, y propagar entre los musulmanes que la idea de triunfar sobre Israel no es más que una quimera.

Desde que fue reconocido por las Naciones Unidas, esto es, desde hace más de medio siglo, hasta el año pasado, el régimen israelí, siempre salió triunfante, y no había nada ni nadie que pudiera enfrentársele. Pero la Resistencia Islámica del Líbano, compuesta por unos cuanto miles de jóvenes equipados con el arma de la fe, convirtieron en pesadilla el sueño de este régimen y sus protectores. Estos queridos jóvenes, sin brindar ninguna concesión a Israel, hicieron que se retirara humillado del sur del Líbano. La victoria de estos queridos jóvenes se convirtió en una luz indicadora del camino para los demás combatientes musulmanes, y hoy estamos siendo testigos de la Intifâdah de la Mezquita Al-Aqsâ, la cual es semejante a la Resistencia Islámica del Líbano pero en una escala más amplia.

Ahora mismo que os encontráis reunidos cumpliendo el deber islámico de apoyar la Intifâdah, estáis cargando con una pesada responsabilidad. Ante todo, debéis demostrar que el mundo islámico a la sombra del despertar islámico, está decidido a recuperar las buenas tradiciones de la orgullosa historia del Islam, y a la cabeza de las mismas se encuentra la unidad de los musulmanes, que en el pasado hizo que los musulmanes triunfaran en las luchas decisivas contra los invasores de Las Cruzadas. En esos grandes sucesos históricos, se presentaron muyahidines provenientes de todo el mundo islámico para auxiliar a sus hermanos e incorporarse a las largas y decisivas luchas entre la incredulidad y la fe.

Hoy todos los musulmanes del mundo tienen los ojos puestos en esas luchas decisivas del pueblo palestino, y tienen mucha más esperanza que en la primera Intifâdah, ya que en ese entonces, esto es, hace diez años, un ambiente de “negociación” reinaba en la región. Algunos tenían esperanzas en Norteamérica, y otros creían que no se podía resistir frente a las presiones políticas internacionales, que no quedaba otro camino más que aceptar las negociaciones, y eso con las condiciones impuestas por los norteamericanos y los sionistas. Luego, los cambios que en ese entonces tuvieron lugar en la región, hicieron que ese pensamiento cobrara más fuerza. Pero este año, esta Conferencia tuvo lugar en condiciones bajo las cuales la vía de la negociación llegó a un callejón sin salida en la región, e incluso aquellos que tienen su esperanza puesta en Norteamérica reconocen eso.

En el año 1991, luego de una serie de derrotas consecutivas (durante los sucesos de la guerra del Gofo Pérsico), los árabes y los musulmanes experimentaron un sentimiento de desilusión. Su unidad interna también se vio expuesta seriamente a la disolución y se impuso sobre ellos una tendencia a la división. Pero en las condiciones actuales, especialmente bajo los rayos de la histórica y gran victoria de la Resistencia Islámica en el sur del Líbano, se han producido nuevas y renovadas esperanzas en el corazón de los musulmanes.

En ese entonces siempre eran dos los métodos propuestos para oponerse a Israel: el enfrentamiento militar de los ejércitos árabes con Israel, y se decía que todos los intentos al respecto se habían enfrentado al fracaso; y el método de negociar, que hizo que se concretaran los requerimientos de Israel a través de la vía pacífica a cambio de ceder parte de las tierras que habían ocupado, lo que garantizaba el detenimiento del desarrollo militar de los países árabes, similar a lo ocurrido en “Camp David”. En esos días no se planteaba el modelo de la resistencia y se decía que no era algo que gozara de aceptación general. Pero ahora tenemos ante nosotros ese modelo exitoso que por primera vez pudo, sin hacer ninguna concesión a Israel, liberar una tierra ocupada e impedir los deseos del régimen sionista de enarbolar su propia bandera en la capital de ese país árabe, o sea El Líbano. En Camp David la condición para el retiro de Israel fue el no envío del ejército egipcio al norte del Sinaí, pero en el sur del Líbano, fue Israel quien por temor a la Resistencia Islámica pidió por favor que el ejército del Líbano se dirigiera a la zona limítrofe entre Palestina y El Líbano. Esto es, la Resistencia pudo devolver la soberanía en forma completa al sur del Líbano y otras regiones ocupadas.

Esta Intifâdah es un levantamiento popular que perdió las esperanzas en todos los métodos negociadores, y comprendieron que la victoria depende de su propia resistencia. El pueblo palestino en su anterior Intifâdah soportó muchas pérdidas, y brindó muchos mártires y heridos en el camino del Islam y la liberación del territorio islámico. Pero finalmente las conversaciones de “Oslo” la detuvieron. ¿Cuáles fueron los resultados de Oslo? Hoy en día ni siquiera los delineadores palestinos de esas conversaciones las defienden, ya que en la práctica entendieron que Israel sólo quería solucionar sus propios problemas, esto es, terminar el enfrentamiento contra “los insurrectos de las piedras” y disminuir los peligros que ello implicaba. Si cedió algo insignificante a la parte palestina y llamó a eso “otorgar concesiones”, básicamente fue para apagar el fuego de la Intifâdah y disminuir su propia vulnerabilidad. Tan pronto como vio solucionado su problema, y erróneamente sintió que el pueblo palestino ya no tenía el ímpetu de recomenzar la Intifâdah y la resistencia y de enfrentarlos, se abstuvo de proseguir otorgando esas insignificantes “concesiones”, y manifestó sus originales propósitos expansionistas. El proceso de conversaciones y el plan de Oslo, dispusieron al pueblo palestino en una situación tal, que entendieron que no tenían otro camino más que la Intifâdah.

El eje principal de “la Intifâdah de Al-Aqsâ” es La Mezquita de Al-Aqsâ. Esto es, la chispa que hizo explotar la ira del pueblo palestino fue la profanación perpetrada por los sionistas contra dicha Mezquita. Partiendo de su sentir de verse portando el delicado mensaje de su responsabilidad de custodiar uno de los más sagrados lugares religiosos del Islam, el pueblo ingresó a la escena, y con fuerza, sacrificio y sufrimiento enarboló la bandera sagrada de la resistencia y la lucha.

El proceso de “Paz” y más concretamente el plan de Oslo, produjeron la división de los palestinos. Pero esta sagrada Intifâdah pudo devolver la unidad nacional a los palestinos. Podéis observar que todos los estratos de la gente están presentes en esta lucha, y las orientaciones islámicas y nacionalistas se dispusieron una a la par de la otra. Incluso aquellas personas cuyos corazones continúan en otra parte se han visto compelidos a marchar junto a este gran movimiento.

El movimiento islámico, o en otras palabras, el “movimiento del despertar islámico”, luego del triunfo de la Revolución Islámica de Irán y al surgir el movimiento del Imam Jomeini (r.a.) hace dos décadas, se manifestó con toda fuerza en la escena regional, en el mundo islámico. Hoy, el eje principal de este movimiento lo conforma la cuestión palestina. La Intifâdah de Al-Aqsâ pudo traer a escena a la generalidad de los musulmanes y árabes incluso fuera de los límites geográficos de Palestina. Las manifestaciones y protestas callejeras millonarias de los pueblos musulmanes del mundo islámico desde el Este hasta el Oeste, señalan que el pueblo palestino puede contar con su apoyo, y al mismo tiempo jugar un papel importante en el establecimiento de la unidad de los musulmanes.

El día que se constituyó la Resistencia Islámica en El Líbano con la ayuda de los bravos libaneses y por el consejo del Imam Jomeini, Israel se encontraba ocupando Beirut, esto es, la capital del Líbano, y dominaba los destinos políticos de esta nación. En ese entonces, cuando la Resistencia Islámica elevó el lema de “¡Marchando, marchando hacia Jerusalén! (zahfan, zahfan, nahwal quds)”, algunos desinformados los consideraron personas necias y simples y con fastidio preguntaban: ¡¿Acaso es posible marchar hacia Jerusalén, siendo que vosotros, los mismos libaneses sois incapaces de ingresar en la capital de vuestro propio país?! Desde ese entonces hasta la histórica victoria de la Resistencia Islámica sobre Israel sólo transcurrieron 18 años. Podéis confirmar que 18 años no conforman un gran período en la historia de las luchas de las naciones.

Indudablemente, la lucha trae aparejada pérdidas lamentables. La gente es matada. Las casas son destruidas. Las presiones económicas pesan sobre los hombros de la gente... y muchísimas otras adversidades cuyos sinsabores y efectos nunca desaparecerán de nuestros corazones. Pero debemos ver cuál es el resultado de esos sacrificios. La victoria tiene tanto valor que inexorablemente debemos pagar su precio.

Israel, que un día bramaba en esta región y dictaba todas sus condiciones a las naciones árabes, ahora, impotente y angustiada, se arrodilla frente a la grandeza de la Resistencia Islámica.

Esa es sólo una pequeña parte de las capacidades de las naciones musulmanas y árabes. Podéis tener certeza de que si todas las capacidades del Mundo Islámico, o incluso sólo las de una parte del mismo se emplearan en este camino, presenciaríamos el desvanecimiento de Israel. En el sur del Líbano, Israel fue derrotado por una resistencia de unos cuantos miles de personas. Es verdad que Hizbul•lah gozaba de una profunda raigambre popular, y que en momentos de necesidad pudo disponer de miles e inclusos decenas de miles de personas, pero en forma continua sólo empleaba una legión de unos cuantos miles, e incluso de sólo unas cuantas centenas que eran el eje de los enfrentamientos con las fuerzas de ocupación sionistas. Eso quiere decir que Israel, con todos sus potenciales militares y su tecnología armamentística de vanguardia directamente conectada a los arsenales norteamericanos, fue derrotado por unos cuantos jóvenes con fe y bravura que en las batallas sólo empleaban armas muy rudimentarias. Por supuesto, contaban con un arma poderosa e indestructible, que es el arma de la fe.

Así, tenemos por delante el modelo de la resistencia y la lucha. Esto es, se puede alcanzar el triunfo mediante la resistencia y la lucha, y naturalmente soportando las pérdidas. Al mismo tiempo, también tenemos delante el modelo de la derrota, y consiste en tener esperanza en los métodos de negociación y en mendigar la paz. El resultado de ello es el ultraje, la humillación, y finalmente la imposición unilateral de las condiciones de los israelíes, que es exactamente de lo que hemos sido testigos.

Hoy en día Hizbul•lah y su histórica victoria promueven la Intifâdah del pueblo palestino; y por supuesto ello conforma un poderoso apoyo.

El régimen sionista de ningún modo tiene la capacidad necesaria para enfrentarse en forma continua y a largo plazo con los palestinos. Engañaron a los judíos y los trajeron a Palestina con la esperanza de que los árabes no les harían la guerra, y si por si acaso tomaran la decisión de enfrentárseles, occidente no les permitiría realizar un largo enfrentamiento. Es por eso que los judíos que llegaron a Palestina no poseen la disposición de ofrendar sus vidas en pro de los objetivos políticos de los fundadores del sionismo. Los informes señalan que el turismo de los sionistas se ha visto tremendamente afectado, y que incluso el proceso de emigración ha comenzado a ser inverso.

La anterior Conferencia de Palestina que tuvo lugar en Teherán, cumplió un papel fundamental y positivo, en el sentido que suscitó las expectativas de los que se oponían al proceso de paz, y al mismo tiempo le brindó ánimo y esperanzas al pueblo palestino.

El posicionamiento del Irán islámico y esa constancia que le es particular entre las naciones islámicas también sirvió para brindar esperanza a ese heroico pueblo. Ahora también el pueblo de Palestina más que cualquier otra cosa necesita de nuestro apoyo anímico y de posicionamientos firmes. Es verdad que también necesita de apoyo económico, y para ello se deben tomar medidas serias, pero ellos mismos en las diferentes entrevistas dicen que “más que cualquier otra cosa nosotros necesitamos que asuman una posición fuerte árabe-islámica”.

Ésta vuestra Conferencia debe disponer el terreno para que tal cosa se materialice y el pueblo de Palestina llene su corazón de confianza en el apoyo desinteresado y global de la comunidad islámica. Vosotros, los representantes de los diferentes países islámicos, con esfuerzo en este camino también podéis alistar los potenciales de vuestros propios pueblos para la liberación de Palestina. Defender a la tiranizada nación palestina y al heroico y oprimido levantamiento, conforma para todos nosotros una obligación islámica. Hoy, una nación islámica con el rostro ensangrentado requiere ayuda a la comunidad musulmana desde el corazón del campo de lucha. Yo no puedo olvidar los gritos de aquella mujer palestina que frente a las cámaras de televisión clamaba: “¡Ayuda, oh musulmanes!”.

Todos los musulmanes y árabes deben defender la legitimidad de la lucha del pueblo palestino. En los foros internacionales se debe poner énfasis en el hecho de que un pueblo indefenso cuyos derechos fueron arrebatados y se encuentra bajo ocupación, tiene el derecho a luchar para restablecer lo que le pertenece. Es por eso que la continuación de la Intifâdah y la resistencia del pueblo palestino es su legítimo derecho, y las leyes internacionales también respetan eso, solo que lamentablemente esas leyes generalmente se interpretan a favor de los requerimientos de las superpotencias mundiales.

Señores, podéis estar seguros de que el régimen israelí se encuentra putrefacto por dentro, y que la actual generación de ningún modo posee la disposición para el sacrificio en pro de su defensa.

Gracias a Dios, las naciones árabes y musulmanas, hoy más que en cualquier otro tiempo en los cincuenta años pasados se encuentran fuertes y firmes, y lograron adquirir potenciales en los diferentes aspectos.

Los musulmanes ya no pueden ser testigos de la represión del pueblo palestino y quedarse callados. Israel debe entender que continuar reprimiendo al pueblo palestino y a las regiones habitadas por los palestinos implicará enfrentarse a la fuerte reacción seria y práctica de todos los árabes y musulmanes.

Hay que alentar al pueblo palestino a que continúe su resistencia. El pueblo palestino bien sabe que lo que detuvo a Israel de seguir con sus prácticas represivas fue el poder de respuesta de la resistencia contra Israel y los duros golpes que le asestó, y no por haber confiado en los esfuerzos de “negociación” y en la intermediación de tal o cual.

La unidad interna del pueblo palestino y de los diferentes grupos palestinos constituye un punto fundamental. Cualquier cosa que provoque una desviación del camino y que aparte la atención respecto del enemigo original, indiscutiblemente no estará al servicio de la cuestión palestina.

Gracias a Dios, a lo largo de estos cincuenta años los palestinos salieron airosos de esa prueba y demostraron su madurez. Hemos visto cómo todos los intentos de Israel por provocar diferencias entre los muyâhidîn se han visto truncados, y cómo todas las corrientes originales y grupos combatientes, a pesar de las diferentes tendencias, con paciencia revolucionaria impidieron que se materializaran los deseos del enemigo. A parir de ahora así debe ser.

Hoy en día ha quedado completamente en claro que se equivocaban totalmente aquellos que suponían que la cuestión palestina es una cuestión local y limitada a un pequeño sector del mundo islámico. Los inmensos depósitos de armas nucleares y de destrucción masiva almacenados en los arsenales del regimen sionista no son para enfrentar al indefenso pueblo palestino, sino para establecer un poder de dominación sobre el mundo del Islam, y especialmente en el Medio Oriente. He ahí que Hizbul•lah se esforzaba por liberar los territorios ocupados, e Israel como respuesta atacaba al ejército sirio. Eso es un claro indicio de esa diabólica intención de Israel y de sus protectores occidentales.

Las líneas generales de lucha contra el régimen ocupacionista deben ser las siguientes:

Primero: aprisionar al régimen sionista dentro de las fronteras de Palestina ocupada, y sofocarlo económica y políticamente, cortando sus vínculos con su entorno externo.

Segundo: Brindar continuidad a la Resistencia Islámica y la lucha del pueblo palestino dentro de su propio país y hacerle llegar todo tipo de ayuda que necesite, hasta que se concrete la victoria final.

Hermanos y hermanas: la causa principal de las presiones multilaterales que el imperialismo mundial, y a la cabeza del mismo Norteamérica, efectúa sobre Irán, es por nuestro apoyo a Palestina. Ellos mismos en manifiestas declaraciones han dicho que el problema básico entre Norteamérica e Irán es la oposición de la República Islámica de Irán a los humillantes planes de paz en Palestina, y el resto de las manifestaciones de “violación de los derechos humanos” y “la fabricación de armas de destrucción masiva”, no son más que excusas, y si Irán dejara de apoyar a la gente combatiente en El Líbano y Palestina, ellos dejarían de mantener posicionamientos hostiles contra Irán.

Por supuesto que nosotros sabemos con claridad que su problema principal es el Islam y el gobierno islámico, y en realidad ellos conocen el accionar político de la República Islámica. Nosotros les dimos una cortante respuesta y consideramos que apoyar a los pueblos de Palestina y El Líbano constituye uno de los más importantes de nuestros deberes islámicos. Es por eso que ellos dirigen sus presiones desde cualquier punto. Su política y estrategia principal es la de sembrar las semillas de la discrepancia entre las filas unificadas de la gente musulmana y revolucionaria de Irán. Llaman a un grupo los “reformadores” y a otro los “conservadores”. Apoyan a un grupo y concentran sus ataques propagandísticos contra el otro.

Se esmeran por magnificar algunos problemas y hacer ver al régimen islámico como ineficaz, y por desilusionar a la gente respecto al régimen religioso, difundiendo la separación de la religión de la política. La profunda fe religiosa de nuestro pueblo ha sido la mayor barrera en su camino. Con sus programas de comunicación quieren desilusionar a los jóvenes del país y hacer figurar que los problemas económicos que en mayor o menor medida son comunes en el mundo, son dilemas sin solución del régimen de la República Islámica de Irán. Con sus medios de comunicación quieren poner entre signos de interrogación al desaparecido Imam Jomeini (r.a.) y los valores de la Revolución Islámica. La causa de ello es que recibieron un duro golpe de parte del Islam y de la Revolución Islámica. Sienten el peligro del despertar islámico en el mundo, y están sumamente preocupados por la extensión de las luchas islámicas en El Líbano y Palestina. Es por eso que lo que pretenden es secar las raíces del pensamiento islámico, y dirigen sus dardos de propaganda envenenada contra el Islam y la religión. Cuanto más se extiende el espectro de la lucha en El Líbano y Palestina, más aumenta la ira y rencor de los sionistas y Norteamérica contra el régimen de la República Islámica de Irán, y asimismo se acrecientan sus conspiraciones en nuestra contra, sólo que deben saber que:

A pesar de sus propagandas, los funcionarios y dirigentes de nuestro país se encuentran unidos y el pueblo musulmán de Irán mancomunadamente apoya los valores de la Revolución y del Islam; y apoyar a Palestina, a la Intifâdah y a la lucha contra el sionismo y sus protectores forma parte de las políticas y estrategias fundamentales de la República Islámica de Irán. Estamos convencidos de que Palestina será liberada mediante la continuación de la lucha del pueblo palestino y el apoyo del mundo islámico, y tanto Jerusalén como la Mezquita Al-Aqsâ retornarán al regazo del mundo islámico, In sha’a Al•lah.

Was salâmu ‘alaikum wa rahmatul•lahi wa barakâtuh.

Traduc. del persa: Sheij Feisal Morhell

Libros.ir
http://libros.ir/libros/Biblioteca%20Islamica/Revistas%20y%20articulos%20de%20temas%20diversos%20(48)/Revista%20Az-Zaqalain/AzZaqalain19.pdf

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