Friday, October 7, 2011

Karbalaî Muhammad Kadzem

Karbalaî Muhammad Kadzem
Traducido del árabe por: Sheij Feisal Morhell
El Mensaje de Az-Zaqalain
Año VI, N° 20, Artículo N° 4
Libros.ir
Rayab 1422 / Septiembre 2001


Nació en la aldea de Sarûq en el año 1882 en una familia de labradores. Su padre se llamaba “Abd-ul Wahhâb” y a su madre le decían “Janûm”.

1- La forma en que aprendió el Sagrado Corán:

Era el mediodía de un día de otoño, y aquel hombre de la aldea de Sarûq volvía de su plantación y se dirigía a su casa para descansar. Se sentó en el umbral del santuario de dos piadosos descendientes de los inmaculados Imames -con ellos sea la Paz-, y ahí vio a dos hombres ‘Alawî (de la descendencia de ‘Alî, con él sea la Paz) que se aproximaban hacia él (a quienes reconoció por el turbante negro que les caracteriza). Ellos le saludaron y le dijeron: “¡Oh Muhammad Kadzem! ¿Por qué no vienes con nosotros a visitar el santuario de estos dos honorables de la descendencia del Profeta -que las bendiciones y la paz sean con él y su descendencia-, y leemos la Sûra Al-Fâtihah por sus almas?”.

Muhammad Kadzem les contestó: “Eso ya lo he hecho antes y ahora deseo volver a mi casa”. Los dos ‘Alawî le dijeron: “De cualquier modo, no te perjudicaría venir con nosotros a visitarles otra vez”.

Muhammad Kadzem aceptó y los tres se dirigieron a hacer la visita.

Muhammad Kadzem se encontraba prestando atención a la lectura que los dos Seiied hacían de la Sura Al-Fatihah y el saludo para las almas de los dos santos. Luego observó unas palabras que resplandecían en el techo del santuario, y uno de los hombres le dijo: “¿Por qué no lees?”. Él le dijo: “Soy analfabeto, no sé leer ni escribir”.

El joven extraño le dijo: “¡Pero tú puedes leer!”. Tras ello el joven puso su mano sobre el pecho de Muhammad Kadzem y le dijo: “¡Lee ahora!”. Muhammad Kadzem le dijo: “¿Qué debo leer?”. El joven le dijo: “Lee esto:

En el Nombre de Dios, El Clemente, el Misericordioso

«Por cierto que vuestro Señor es Dios, Quien creó los cielos y la tierra en seis días; luego asumió el reino. Él envuelve la noche con el día que la sucede incesantemente; y creó el sol, la luna y las estrellas, que están sometidos a su arbitrio. ¿Acaso no le pertenecen la creación y la potestad? ¡Bendito sea Dios, Creador del Universo!

¡Deprecad a vuestro Señor, fervorosa e íntimamente, porque Él no aprecia a los excedentes!

Y no corrompáis en la tierra después de haberla pacificado. Más bien, invocadle con temor y esperanza, porque la misericordia de Dios está al alcance de los bienhechores.

Él es quien envía los vientos albriciadores ante su misericordia, portadores de densas nubes, que impulsamos hacia una comarca árida, y de ellas hacemos descender el agua mediante la cual producimos toda clase de frutos. Del mismo modo resucitamos a los muertos, para que meditéis.

En la fértil comarca brota la vegetación con el beneplácito de su Señor; en cambio, en la estéril no brota sino escasamente. Así reiteramos las aleyas para los agradecidos.

Habíamos enviado a Noé a su pueblo, al que dijo: “¡Oh pueblo mío! ¡Adorad a Dios, porque no tenéis más dios que Él! Ciertamente que temo para vosotros el castigo de un día tremendo”».

(Al-A‘râf; 7: 54-59)

Él leyó eso y cuando concluyó observó que las dos personas que se encontraban con él habían desaparecido y se vio sólo en aquel santuario; también había desaparecido la leyenda escrita sobre el techo del santuario, y ahora aparecía en penumbra. Entonces se desmayó por haber presenciado esa escena asombrosa.

Cuando volvió en sí se percató de que susurraba palabras que surgían como del fondo de su corazón, al tiempo que se dio cuenta que esas palabras... ¡eran en realidad aleyas del Sagrado Corán!

Muhammad Kadzem, atónito por todo ello, se dirigió rápidamente hacia el Imam de la mezquita “Sâbir” y le narró lo acontecido.

El Imam de la mezquita le examinó y comprobó que sabía todo el Sagrado Corán de memoria, y procedió a informar a la gente que Muhammad Kadzem había sido objeto de la gracia de Dios, Glorificado Sea, y que se había vuelto capaz de recitar todo el Corán.

La gente se dirigió rápidamente hacia la mezquita y desgarraron la ropa de Muhammad Kadzem, llevándose cada uno consigo un jirón en procura de bendiciones. De esa manera lo que le sucedió se difundió entre la gente poco a poco.

2- El testimonio de los sabios y grandes referentes religiosos respecto a Muhammad Kadzem y su memorización del Sagrado Corán

1- El testimonio redactado por puño y letra del fallecido Aiatul•lah Hayy Seiied Muhammad Hâdi Al-Milanî.

Cuando el Seiied Gal•lat Razi se enteró de que Muhammad Kadzem se encontraba en Karbalá en presencia de Aiatul•lah Al-Milanî, le envío una carta requiriéndole que pronunciase una opinión con relación al asunto de Muhammad Kadzem. El Aaitul•lah le escribió lo siguiente:

“¡Exaltado sean los Nombres de Dios! He participado con él en muchas reuniones en las sagradas ciudades de Nayaf y Karbalâ, donde intervinieron tanto personas de conocimiento como el común de la gente, quienes le probaron de todas formas, y se comprobó realmente que él es un excepcional memorizador del Sagrado Corán, poseedor de una gran información y comprensión, de forma que sólo se puede considerar ello como un milagro divino.

Nadie que se haya relacionado con él y se haya informado de su situación en relación con su capacidad y poder de memorización, deja de percibir que ello solamente es posible mediante la gracia divina”.

Muhammad Hâdî Al-Huseinî Al-Milanî

2- El ‘Al•lamah Al-Amînî (autor del libro Al-Gadir).

Asimismo Karbalaî Muhammad Kadzem tuvo el honor de visitar al Aiatul•lah Al-Amînî. El Aiatul•lah le preguntó: ¿Cuántas veces se encuentra la palabra “ribâ” (usura) en el Corán y en cuáles de sus suras?”. Respondió:

Esa palabra fue mencionada siete veces. Cinco en la Sûra Al-Baqarah (La Vaca), una vez en la Sûra Âal ‘Imrân (La Familia de ‘Imrân): «¡Oh Creyentes! No consumáis la usura!», y la otra en la Sûra An-Nisâ’ (Las Mujeres): «... y por haber tomado la usura siendo que se le había prohibido».

3- El fallecido Aiatul•lah Hayy Seiied Abdul•lah Ash-Shirâzî.

Karbalaî Kadzem llegó a la ciudad de Malaier en Kermanshah invitado por el fallecido Shaij ‘Abbâs ‘Alî Al-Islamî (entonces director de la Universidad de Enseñanzas Islámicas), y se reunió con un grupo numeroso de personas que procedieron a examinarle de diferentes maneras.

Luego, el fallecido Aiatul•lah Hayy Seiied Abdul•lah Shirâzî lo condujo a su casa en la ciudad Sagrada de Nayaf y lo tuvo como invitado por un período de dos meses, a través del cual lo presentó a los grandes sabios y referentes religiosos, y a los disertantes y estudiantes de ciencias teológicas.

Un día, mientras se encontraba en la casa del Aiatul•lah Shirazî, Karbalaî Kadzem descubrió la existencia de un error en el libro Mugni Al-Labîb (sobre estudios avanzados de gramática árabe). Es digno de mencionar aquí que el libro en cuestión es enseñado desde hace muchos siglos, y nadie se había percatado de la sutil equivocación cometida por el autor al citar una aleya del Sagrado Corán, hasta que el libro quedó abierto frente a Karbalaî Kadzem, y bien recayó su vista en la aleya mencionada gritó: “¡Ésta no está correcta! ya que se encuentra la conjunción “fâ” en lugar de la “wau” (o bien era al revés)”.

3- Su encuentro con sabios religiosos en las ciudades de Nayaf y Karbalâ.

Karbalaî viajó repetidas veces a las ciudades de Karbalâ (de ahí su apodo “Karbalaî”) y Nayaf. Se han transmitido muchos encuentros y sucesos que acontecieron durante esos viajes.

Su primer viaje a los sagrados santuarios de los Imames (P) sepultados en Irak le llevó cuatro meses, en los que se hospedó en las casas de las siguientes personalidades: Aiatul•lah Ash-Shahrûdî, ‘Al•la-mah Aiatul•lah Hayy Shaij Muhammad Husain Kâshiful Ghitâ, su eminencia Aiatul•lah Seiied Mohsen AlHakîm, su eminencia el Marya‘ Aiatul•lah Seiied Murtadâ Sadr Al-‘Ulamâ’ At-Tehrânî, Aiatul•lah Shaij Nasrul•lah AlJaljalî (representante del fallecido gran Aiatul•lah Buruyerdî), Aiatul•lah Hayy Shaij Wahîd Al-Jorasanî, y muchas otras personalidades famosas, quienes le examinaron repetidas veces.

Karbalaî Kadzem se encontró asimismo con Aiatul•lah Diâ’uddîn At-Tuwaisrakanî, y el Hayy ‘Abdulhâdî Ash-Shirâzî; luego viajó a Kuwait junto a algunos sabios renombrados invitado por el Shaij ‘Alî Jan Al-Kuwaitî, y allí se encontró con el Emir de Kuwait y otras personalidades del lugar.

4- Su encuentro con los referentes religiosos de Qom.

Karbalaî Kadzem visitó la ciudad Santa de Qom en muchas oportunidades y se encontró con muchos sabios y referentes religiosos. No había nadie en la ciudad de Qom que no hubiera visto a Karbalaî y escuchado acerca de su don.

Karbalaî aprovechó plenamente su estancia en Qom, desde que pasaba la mayor parte de su tiempo en la escuela “Faidîah” (la más renombrada en lo que hace a enseñanza religiosa) y cada día y noche era invitado a la habitación de alguno de los alumnos, y muchos eran los que participaban de esas reuniones y le planteaban diferentes preguntas relacionadas a las particularidades de las benditas aleyas del Corán, el número de ciertas letras o palabras que se encuentran en él, o por ejemplo qué aleya contiene las letras “mim” y “qaf” más que cualquier otra, o cuántas veces se repite la palabra “hikmah” (sapiencia) en el Corán, o el nombre de las suras, etc.

Debido a que las respuestas a esas preguntas eran inmediatas y rápidas, los presentes muchas veces no podían registrarlas todas, por lo que gran parte de esas respuestas técnicas y prácticas se perdían, a causa de que los oyentes no eran capaces de memorizarlas.

Entre aquellos con los que Karbalaî se entrevistó está el Hayy Seiied Ahmad Az-Zanyanî, el Aiatul•lah Seiied Shahabuddîn Al-Mar‘ashî An-Nayafî, el Seiied Muhammad Al-Huyyah Al-Kuhkamarî, el fallecido Seiied Sadrudîn As-Sadr, y su eminencia el Gran Aiatul•lah Seiied Husain Al-Buruyerdî At-Tabatabaî -que Dios santifique sus nobles moradas-. Se han narrado muchas historias relacionadas a esos encuentros.

El fallecido Aiatul•lah Az-Zanyanî describía a Karbalaî diciendo: “Es un diccionario de búsqueda de aleyas del Corán vivo y móvil”. El Aiatul•lah As-Sadr decía de ello lo siguiente: “¿Qué acción realizó este hombre labrador que mereció que Dios le dotara con toda esa gracia?”.

5- Karbalaî Kadzem con el fallecido Aiatul•lah Al-Buruyerdî -santificada sea su morada-.

El Seiied Isma‘il Al-‘Alawî trajo a Karbalaî Kadzem desde la ciudad de Malaier (o Tuwasrakan) hasta Qom, y le llevó a la casa del Aiatul•lah Buruyerdî, y es desde ese momento que Karbalaî se hizo famoso.

Se cuentan diferentes historias respecto al encuentro entre Karbalaî y el Aiatul•lah Buruyerdî. A continuación citamos lo referido por el mismo Karbalaî al Seiied Gal•lat Razî:

Karbalaî refería esta historia con su dialecto regional, de la siguiente manera:

“Me encontraba recitando pausadamente el Corán en la casa del Seiied y noté que todos los presentes estaban sentados sin hacer nada, por lo que les dije: “¿Por qué se sientan así sin hacer nada? Por lo menos reciten el Corán hasta que se presente el Seiied”, pero nadie me escuchó.

Luego me preguntaron: “¿Cómo pudiste memorizar todas esas aleyas?”, y les dije: “Yo no lo aprendí, sino que esto es un don que Dios me otorgó”.

Entonces dijeron: “En tal caso, ¿tú eres al que llaman Karbalaî Kadzem?”. Dije: “Sí”. A continuación fueron a avisarle al Seiied y luego de un corto tiempo se presentó el Aiatul•lah Buruyerdî, y tras preguntar sobre mi estado abrió el Corán y me dijo: “Completa esta aleya:

«Cuando Dios os prometió uno de los dos grupos...»

Luego cerró el Libro Sagrado.

Recité lo que le sigue y le dije sonriendo: “Al principio de la aleya está la letra “wau” (esto es, la conjunción “y”), solo que no la leíste, y la aleya es así: «Y cuando Dios os prometió...».

Se generó una molestia general entre los presentes y me dijeron con dureza: “¡La lectura del Seiied es correcta!”. Les dije: “Traed el Corán y verificad por vosotros mismos”.

Trajeron el Sagrado Corán y estuvieron unos minutos buscando la aleya sin poder encontrarla. Les dije: “¡Dadme el Corán para que la encuentre para vosotros!”.

Abrí el Corán en la Sûra Al-Anfâl (Los Trofeos) y todos corroboraron la veracidad de mis palabras.

Luego el Seiied recitaba otras aleyas y yo las completaba y le informaba en qué sura estaban y en qué sección del Corán.

Me dijo el Seiied: “¡Acércate, Karbalaî, para que te dé un abrazo!”; y me dirigí hacia él e intercambiamos abrazos.

Le dije al Seiied: “Me has preguntado muchas cosas y te has enterado de la información que poseo, ahora deseo yo hacerte unas preguntas”.

El Seiied se sonrió y todos los demás se echaron a reír.

El Seiied dijo: “Pregunta lo que quieras”. Le dije: “Infórmame sobre una sura en la que no hay siete de las letras del alfabeto árabe”.

El Seiied pensó un poco y luego dijo: “No lo recuerdo, tú mismo infórmame sobre ello”.

Le dije: “Es la Sûra Al-Fâtihah, en la que no se han mencionado las letras vinculadas a los siete estadios del Infierno, puesto que la Sûra Al-Fâtihah es la sura de la representación de la Misericordia”.

“En cuanto a las siete letras son: “zâ”, “yîm”, “jâ”, “zain”, “shîn”, “dzâ” y “fâ”.”

Luego Karbalaî comenzó a recitar algunas aleyas que incluyen las palabras que contienen esas letras, que son: “zabûr”, “yahannam”, “jusrân”, “zaqqûm”, “shaqwâ”, “lidza” y “faz‘”.

Karbalaî también dijo: “El Aaitul•lah Buruyerdî pidió lápiz y papel y escribió esas palabras, luego ordenó a todos que también escribieran eso, y me dio 100 tumanes como regalo. Tras ello me despedí de él y me fui”.

Libros.ir
http://libros.ir/libros/Biblioteca%20Islamica/Revistas%20y%20articulos%20de%20temas%20diversos%20(48)/Revista%20Az-Zaqalain/AzZaqalain20.pdf

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